La protagonista de esta historia es una vaca de nombre Macarena. La pobre se siente un poco triste porque no sabe hacer nada extrordinario que la diferencie del común de las vacas.
No valgo ni un comino [...]
En bici no sé montar,
ni andar sólo con dos patas
como el resto de las vacas.
¡Soy un animal vulgar!
Cuando sus amigas las gallinas se percatan del problema deciden ponerse manos a la obra con un excelente plan que convertirá a Macarena en una vaca muy especial. Para ello trabajan en lo que mejor saben hacer toda la noche.
Y a la mañana siguiente, cuando Macarena se despierta no puede creer lo que ven sus ojos:
"¡He puesto un huevo!"
El grito de Macarena ante semejante sorpresa se oye en todas partes. De repente su historia empieza a llamar la atención, se hace famosa pero lo que es mucho más importante, nuestra vaca Macarena recupera la autoestima.
Aunque claro, para el resto de vacas famosillas, esas que se dedicaban a hacer piruetas y caminar a dos patas, no resulta sencillo pasar a un papel secundario por lo que envidiosas como estaban deciden acusar a Macarena de mentirosa:
"Qué patraña, qué mentira,
ese huevo es de gallina!"
Y no contentas con ello deciden retar a Macarena para que lo demuetre que el huevo lo ha peusto ella. Y hasta aquí voy a leer. Solamente decir que Macarena siguió como si nada, cuidando de su querido huevo como la mejor mamá del mundo y fue su propio hijo quien sacó a todo el mundo de dudas.
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